El camino hacia el desastre. Hungría antes de Mohács

SERIE: JUEGO DE TRONOS EN HUNGRÍA III

EL CAMINO HACIA EL DESASTRE


El preludio de la batalla. Hungría antes del desastre.

Después de un receso en el que me dediqué a otras labores, vuelvo con esta serie histórica sobre la Edad Media húngara, retomando un tema que dará carpetazo final de una manera abrupta a este periodo: la batalla de Mohács, en 1526.

Pero antes de llegar a este episodio conviene entender porqué se llegó a esta situación que, como veremos, no fue del todo inevitable. Como vimos en el anterior capítulo, la caída de Matías va a crear un vacío de poder en el reino que será ocupado de manera algo irresponsable por la nobleza y ese camino hacia el desastre sera el tema que nos ocupe hoy.

Crónica de una muerte anunciada. La descomposición del reino.

Matías muere en Viena en 1490 y en ese momento, hay cuatro candidatos al trono, entre los que se encuentra su hijo ilegítimo Juán. La nobleza, después de algunas dudas y una pequeña guerra civil de por medio finalmente se decanta por el candidato más débil, Vladislao, que de hecho, para reforzar su rol, se casa con la ex-mujer de Matías, Beatriz. Su apoyo (el de los nobles) es vital para conseguir el trono y esto generará una situación de dependencia que traerá aparejada un debilitamiento evidente del reino en todos los campos.

Matías será conocido como el Rey Justo y, precisamente esa justicia será una de las cosas más echada en falta en la nueva etapa después de su muerte Los nobles recuperarán plenamente la jurisdicción de sus territorios lo que implica una vuelta a la arbitrariedad como forma de gobierno. Todo el edificio jurídico que pretendía crear un proto-Estado de derecho desaparece y con él la idea de un cierto orden con jueces formados y códigos preestablecidos que se hacían cumplir.

Los impuestos se reducen hasta un 80 por ciento, pero lejos de mejorar la vida de los campesinos y con ello las condiciones del reino, la bajada fiscal irá en claro detrimento de su seguridad, al disponer de menos defensas. Como muestra de esta merma, a comienzos del siglo XVI (ya con otro monarca) el reino de Hungría no dispone de ninguna fortaleza desde lo que hoy en día es Budapest hasta Novi Sad. Es decir, más de cuatrocientos kilómetros fluviales sin protección en la principal “autopista” de entrada para los turcos en el país: el Danubio.

La falta de recursos también tendrá una repercusión lógica en la gran creación de Matías - el terrible ejército Negro – que desaparece, convirtiéndose sus soldados en bandidos que viven del pillaje en el sur del reino. Para acabar con ellos, el propio rey tiene que intervenir con una campaña militar en 1492 que termina, por suerte para él, en éxito. Sin embargo, el daño está hecho y la incapacidad de controlar una situación de desorden tan importante por varios años es más que significativa para entender hasta que punto podía afectar a los súbditos la debilidad interna del propio reino.

Algunas noticias buenas

Sin embargo, todas estas inercias que no invitan precisamente al optimismo, se verán compensadas en buena medida por otras en donde el país si comienza a presentar signos positivos. En primer lugar, está el tema de la población, favorecido por el buen reinado del Rey Cuervo. Y es que a finales del XV, el reino vive en un periodo de cierta revitalización demográfica favorecido por una coyuntura favorable en todo el continente que se hace especialmente necesaria para el caso de Hungría,“arrasada” en el siglo XIII con la invasión mongola.

La buena coyuntura demográfica viene además acompañada de una mejora en el terreno diplomático ya que el reino comienza una política de acercamiento con su principal enemigo en el norte - la casa Habsburgo - creando una firme alianza que perdurará mucho más de lo que ninguno de los dos se podía imaginar. Si a eso unimos la situación de amistad con Polonia (el nuevo rey será de una dinastía polaca, los Jagellones) nos encontramos con que realmente por el norte, el reino se encuentra bastante cubierto, pudiendo centrar todos sus esfuerzos con el gran enemigo que se encuentra expectante en el otro extremo geográfico: el Imperio Otomano.

Sin embargo, aunque el terreno diplomático parece especialmente propicio para el país magiar, la desorganización administrativa juega y mucho a su contra. Un buen ejemplo de como le afecta este caos a sus posibilidades, no del todo malas de inicio. lo tenemos en la “no-defensa” de Belgrado.

Como ya vimos, el primer gran ataque a la capital serbia fue repelido por Hunyadi en 1456 en una clara inferioridad numérica. En 1521 los turcos van a realizar un segundo ataque resultando vencedores pero, en este caso, no será precisamente por falta de recursos del lado húngaro, sino por una mera falta de organización.

Toma de Belgrado en 1521


El rey llama a los nobles a la batalla y según las fuentes de la época parece que logra reunir una importante fuerza con 60.000 efectivos que es, de hecho, superior en número a la turca. Lo interesante es que estos soldados nunca llegarán a su destino y no porque se enfrenten a otro ejército por el camino, sino simplemente porque el ejército se descompone ante la imposibilidad de hacer un trayecto carentes de suministros, organización y salarios.

Los turcos toman nota de lo ocurrido pero curiosamente deciden pararse ahí. Parece el momento idóneo para planear un ataque a gran escala al reino que se les resistió hacía 70 años, sin embargo los problemas en el otro extremo – en Persia - de su ya vasto imperio hacen que le ofrezcan a Hungría, hasta en dos ocasiones, un tratado permanente de paz.


Imperio Otomano en 1520


Sorprendentemente (sobre todo viendo las consecuencias posteriores) el rey húngaro lo rechaza confiado en la situación de relativa tranquilidad comentada por el norte, pero también consciente de los problemas otomanos en esa otra guerra en Persia. Y parece ser que la primeras intenciones por parte de la Sublime Puerta no son especialmente agresivas, sin embargo, un hecho (y sobre todo sus consecuencias) ocurrido en la muy muy lejana villa (por aquel entonces no era aún capital) de Madrid le hará replantearse esta estrategia y pensar seriamente en la posibilidad de atacar al reino magiar.

De como se llegó a esta batalla y las importantísimas consecuencias de la misma, que han quedado impregnadas muy fuertemente en el imaginario popular húngaro hablaré en el próximo artículo que, por su importancia, intentaré publicar en “La Vanguardia”, periódico con el que, como sabéis, suelo colaborar de vez en cuando. Espero que os interese. Hasta la próxima.

FUENTES:  


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