La batalla de Mohács. Evidencias del desastre.

SERIE: JUEGO DE TRONOS EN LA HUNGRÍA MEDIEVAL III

Capítulo III: Evidencias del desastre.

Para poder entender el capítulo, es muy recomendable haber leído los capítulos anteriores.

Capítulo 1: El camino al desastre

Capítulo 2: Cómo la batalla de Mohács cambió el devenir de Europa.


Descubrimiento de la tumba del rey húngaro Luis II, en un cuadro romántico.


Introducción

Después del artículo en La Vanguardia, termino aquí la serie histórica sobre Mohács, y con ella, el fin de la Edad Media en Hungría, donde me explayaré un poco más acerca de las consecuencias de la batalla y como esta afectará a la historia húngara.

Como hemos visto en el anterior episodio Mohács fue un punto de inflexión para el reino húngaro pero también para toda Centroeuropa por diversas razones, marcando el “verdadero” final de la Edad Media en esta parte del continente no solo en el terreno político, sino también en otros aspectos como el mental o el militar.

Cambios políticos y militares

La primera razón para hablar de un gran cambio drástico la tenemos en la desaparición del reino más poderoso en ese momento en esta zona que si bien parte de una situación demográfica y económica no especialmente buena, a finales del XV es toda una potencia dentro del continente. Este reino (Hungría) va a desaparecer, pasando a depender a partir de ese momento en menor o mayor medida de potencias extranjeras.

La prueba del poder húngaro está en que, en los años venideros el reino en donde el emperador austriaco (el hermano de Carlos I, Fernando I) saca más rentas es precisamente lo poco que queda del reino magiar, ya dependiente en estos momentos plenamente de la casa Habsburgo.

Militarmente, Mohács es también un shock para esta parte de Europa ya que como vimos, las tácticas medievales tradicionales basadas en el uso de la fuerza bruta de caballeros bien armados resultaban insuficientes en un nuevo tipo de guerra donde entrar en juego muchas más variables tácticas y sobre todo, el uso de la pólvora que el rey Cuervo ya supo adivinar fomentando su uso en el Ejército Negro.

Es por ello que la batalla es un punto de inflexión donde queda claro que los asedios ya no son tan necesarios y que además, el uso de movimientos rápidos tanto de tropas como dentro del campo de batalla no solo son posibles sino también recomendables.

Una nueva mentalidad

Pero además del terreno militar y político, es muy interesante observar el cambio mental que evidencia Mohács. La derrota húngara pone de manifiesto que los esquemas mentales europeos han cambiado y mucho desde la época de las Cruzadas y que, cada vez más, pesan los argumentos pragmáticos por encima de los puramente ideológicos o religiosos en la línea de lo propuesto por Maquiavelo en el Príncipe.

La religión no es un obstáculo para la alianza entre Francia y el Imperio Otomano, por más que los turcos pongan en riesgo la “libertad religiosa” (el término es un anacronismo en esta época) de súbditos católicos en sus confines orientales.

El hecho de que la casa Habsburgo comience a despuntar en el mapa europeo tiene un efecto rebote de reacción anti imperial que, desde luego, no es compensado por motivos religiosos. La idea de un Imperio europeo católico de Carlos I va a encontrar en Francia, pero también otros pequeños estados como Venecia una fuerte oposición, no dudando por un segundo en buscar alianzas teóricamente “contra natura” con el fin de salvaguardar sus intereses.


En color, los territorios "controlados" por el emperador Carlos I en Europa.


Ya por último, en el terreno mental, Mohács pone de manifiesto la importancia que tiene en el continente las relaciones internacionales más allá de las puramente locales o regionales propias de época feudal. Al final, durante el feudalismo la oposición de un noble podía ser fácilmente neutralizada con la alianza de otro, entrando en juegos infinitos de alianzas donde las escalas no dejaban de ser relativamente pequeñas.

Sin embargo, en el nuevo periodo moderno las dimensiones se agrandan y ya podemos hablar de una verdadera red de relaciones internacionales donde son los estados y no tanto las facciones de un territorio las que realmente dictaminan los movimientos de las fronteras. Al ver la alianza de Francia e Imperio podemos ver que ambas entidades cuentan con la posibilidad de movilizar grandes ejércitos y establecer una estrategia aún estando a miles de kilómetros de distancia ya que se entiende, las redes de captación de soldados, muy inestables en época feudal, funcionan con mayor eficiencia en este momento.

Por todo ello, en Mohács queda patente como la globalización ya se mueve en otras dimensiones, mucho mayores que hace algunos siglos en los que las disputas y la situación en el terreno tenían una mayor importancia.

Para Hungría, Mohács tendrá una consecuencia real (el reino queda desmembrado aunque la toma del país no será tampoco un paseo como veremos), pero sobre todo simbólica quedando como una imagen permanente de la derrota húngara, que se mantendrá por los siglos con el dicho “Más se perdió en Mohács”.


Mapa de las "tres Hungrías" depués de Mohács

Aunque todo se pierda, la vida sigue

Curiosamente, la ciudad sinónimo de derrota que marcará el fin de una época es uno de los pocos territorios “históricos” que ha conservado el país magiar en los confines de sus fronteras, a pesar de tener una importante minoría croata (Mohács es la última ciudad siguiendo el curso del gran Danubio antes de entrar en los Balcanes, compartiendo frontera con Serbia y Croacia).

El lugar hoy en día, para los húngaros, más que por la batalla es muy conocido por su carnaval (Busojaras) uno de los pocos realmente relevantes en un país poco dado a fiestas de este tipo (el Carnaval es, de hecho, una tradición croata más que húngara). Entre las tradiciones de este Carnaval, la más célebre dice que su origen viene de asustar a los ocupantes turcos que, desde luego, parece más un intento de asustar a los fantasmas del pasado que de ser una historia real.

Después de Mohács vendrá un periodo muy diferente conocido como el de la Partición con los “tres reinos” o las “tres Hungrías” que será considerado, no sin un poco de injusticia como veremos, como una de las páginas más negras de la historia húngara por convertirse esta parte del continente en una zona de frontera y guerra, con la particular excepción de Transilvania, baluarte del Protestantismo en el este de Europa, aunque súbdita del poder turco.

De todo ello, intentaré hablar en los próximos capítulos y serie histórica, ya centrada en un periodo completamente nuevo. Nos vemos.


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