Atila, el Huno, y sus parientes gallegos.


HISTORIAS HÚNGARAS
(si no te interesa la presentación, pasa directamente al artículo)

Antes de nada, toca presentación. Mi nombre es Samuel, y aunque no soy el “dueño” de este blog decidí colaborar voluntariamente en él por la amistad que me une con David, y también, por el hecho de compartir venturas en Hungría desde hace aproximadamente cuatro años, aunque en campos (yo Geografía e Historia y David en Lengua) y ciudades (yo en Pécs, David en Veszprém) diferentes. Sí, yo también soy profesor en las Secciones Bilingües, y cómo tal me gustaría dar algunas aportaciones puntuales centradas sobre todo en la historia del país que nos ocupa (Hungría).

Mi intención es que las entradas estén, sobre todo, conectadas con la historia y quizás, si da tiempo, con la literatura de Hungría, aunque con un toque “español”, conectando un poco nuestros dos mundos, ya que esa es la realidad que nos ha tocado vivir a nivel personal.  Ya digo de entrada que habrá muchas apreciaciones particulares intentando conectar con el público “hispano” y que, soy de todo, menos un experto en la materia, así que, ruego de antemano, ante las exageraciones o imprecisiones que se pudieran dar en mi relato, que se tenga en cuenta que mi objetivo no es dar una clase magistral de historia magiar sino simplemente aportar impresiones y comentarios para un público no necesariamente especializado, ya que siempre me ha interesado la difusión “popular” de la Historia (quizás por eso acabé siendo profesor), por encima del sesudo análisis académico (que no pasa muchas veces de las “torres de cristal” que son los departamentos de algunas facultades). Aun así, nada me hará más feliz que me corrijáis en los comentarios o en otro sitio si observáis alguna imprecisión (que de seguro las habrá), ya que esta alegría divulgativa no debe ir en detrimento de cierta rigurosidad.

En ese sentido, aunque admito cierta liberalidad a la hora de administrar los contenidos, si considero oportuno hacer una mención a las fuentes más básicas que utilizo para informarme acerca de la Historia del país magiar, por si alguien le interesara profundizar algo sobre el tema. Mis fuentes, debo reconocerlo, son bastante escasas y tienen, como base el manual sobre historia húngara publicado por la Consejería de Educación española en Hungría, y, sobre todo, la obra de Miklos Molnar “A concise history of Hungary”, publicada por Cambridge que es, probablemente la gran obra de referencia sobre la historia de Hungría en inglés, junto con “History in Hungary. Millenium in Central Europe de Laszló Kontler a la que no he podido, por ahora, tener acceso. Estas dos publicaciones utilizadas, de desigual calidad (evidentemente la segunda posee mayor rigor académico y resulta más amena, aunque es encomiable el esfuerzo realizado en la primera obra para acercar la historia húngara a los profesores españoles), serán complementadas con lecturas, sobre todo en inglés, de artículos puntuales sobre temas que me interesan en particular por razones personales.


Una vez aclaradas mis fuentes, y después de esta captatio benevolentiae (técnica retórica típica de Roma en la que el escritor hace ejercicio de humildad para intentar ganar el favor de su público), ¡allá vamos! Espero que mis artículos os puedan parecer interesantes, aunque sea para criticarlos. 

HISTORIAS HÚNGARAS. Aparecidos de la niebla de la Historia. Capítulo I

ATILA EL HUNO, Y SUS PARIENTES "GALLEGOS"
Atila, el huno (que no húngaro)
Un pasado de fantasía.
Casi una de las primeras preocupaciones que se tienen a la hora de construir relatos sobre pueblos es la de situar los orígenes. 

Hace ya unos cuantos años, cuando cursaba Historia en la Univ. de Santiago recuerdo estudiar acerca de un hombre llamado Antonio Zernadas de Castro, que probablemente no le sonará a la gran mayoría. Este hombre, que pasó la mayor parte de su vida en una parroquia perdida del rural gallego (Fruime, en Serra de Outes), tuvo el importante honor de haber publicado una de las primeras obras de historia específicamente gallega en el siglo XVIII. El objetivo de esta tarea, según él, era defender al “Reyno de Galicia” de una serie de infamias que, no solo conectaban a Galicia con el “hereje Prisciliano”, sino que además situaban el origen de los gallegos en los gitanos.

Lo curioso de la conexión que denunciaba Zernadas era su origen. Según otro autor, enemigo personal de Zernadas, los gallegos y vascones, por ser habitantes de las montañas, poseían una raíz común, emparentada de forma directa con los húngaros (¿quizás por el idioma?) que, cómo entendía el autor, eran una nación de gitanos (aún hoy en día, la gente mayor en zonas de Castilla usa la palabra “húngaros” para referirse a los gitanos).

Por supuesto, el autor descalifica estas afirmaciones no porque los Cíngaros y Húngaros (de ahí la posible confusión) no fueran los mismo, sino porque destaca  que, en veintiocho años vividos en Santiago de Compostela, dónde pudo ver a peregrinos “de todas las naciones de Europa y Asia (….) con el pretexto de visitar la cuna de la gloriosa urna de nuestro patrón Santiago” nunca había visto un solo gitano, aunque si había oído hablar por otras fuentes acerca de sus “tretas, ardides e infamias”.

Para borrar esa, a su juicio, terrible afrenta, este párroco se documentó y estudió, y cómo no, encontró, de una forma algo rebuscada, que los gallegos tenían un linaje que se remontaba ya no sólo a la cultura celta, sino también, por inverosímil que pudiera parecer, con el de alguna de las polis griegas. 

Más allá de sus imprecisiones y curiosas conexiones entre gallegos y húngaros, que creo innecesario aclarar, la obra de Zernadas, por otra parte, una obra de referencia en la historiografía gallega, es un buen reflejo sobre la necesidad humana de tener unos orígenes de los que sentirse orgulloso. En el caso que nos ocupa (Hungría), también existen mitos asociados sin excesiva base histórica pero que, sin embargo, han permanecido en la memoria colectiva de una manera más o menos difusa. El más famoso sea quizás el de Atila, el huno, al que mucha gente (entre la que me encontraba al llegar a Hungría) sigue relacionando con lo que hoy es Hungría y que, sin embargo, cómo veremos, poco o nada tiene que ver más allá de compartir espacio geográfico con una distancia temporal de cuatro siglos y tener sus orígenes en Asia Central.

¿Hungría huna?
Como veremos en el próximo capítulo, las originales siete tribus húngaras provienen de una zona indeterminada alrededor de los Urales. Como curiosidad, hay que señalar que el origen exacto trajo de cabeza a la historiografía húngara del siglo XIX, preocupada por situar esa zona indeterminada en el lado “europeo” de los Urales (para ello también hizo uso de teorías algo baladís como las empleadas por el cura gallego del que hablamos al principio) ya que entendían que un origen asiático era una mancha que había que evitar, de la misma manera que Zernadas no quería oír hablar de unos supuestos orígenes húngaros de los gallegos.

En el caso de Atila, sus orígenes si parecen más claramente asiáticos, aunque contar con el honor de haber puesto en jaque al poderoso imperio romano parece que le dio credenciales para poder ser un pariente apetecible de los húngaros que, no olvidemos, al llegar a Europa en el siglo IX se dedicaron a saquear el continente a diestro y siniestro, (un periodo que los húngaros conocen simpáticamente como la “Edad de las aventuras”) llegando incluso hasta los Pirineos. Esta asociación involuntaria, unida al hecho de haber habitado más o menos, el mismo territorio, debió gustar a los primeros historiadores húngaros que no dudaron en situar una conexión entre las dos realidades ya en la primera crónica de historia magiar en el siglo XIII.

Pero ¿qué hay de realidad en este mito “iniciático” del pueblo húngaro? Lo que sabemos, más o menos con certeza, es que Atila y su tribu (los hunos) llegaron a Europa y vencieron a un imperio en descomposición en múltiples batallas, siendo la más célebre la de los Campos Cataláunicos (451 DC). Después de esto, decidieron asentarse y encontraron propicia la gran llanura húngara, aunque, su reino se descompondría poco después de la muerte de su líder. La realidad demográfica (los hunos eran una tribu relativamente pequeña) unida a la falta de organización que los caracterizaba hicieron que desaparecieran de la historia ahogándose en guerras civiles y rebeliones de los pueblos subyugados, por lo que los hunos acabaron deshaciéndose y adaptándose de forma involuntaria con los pueblos que los rodeaban, sin dejar demasiado rastro, más allá de un recuerdo imborrable en la memoria colectiva de Europa.

Conclusiones. Al final, todos queremos héroes.
Así pues, se puede concluir que la conexión entre húngaros y hunos, más allá del nombre y de la carga simbólica, carece fundamentalmente de base histórica, como, por otra parte, la mayoría de los mitos que dan origen a las naciones.

Hay que decir, en descargo del pueblo magiar, que esta asociación sin demasiada base histórica no es exclusiva de los húngaros. Y es que, tal y como señala el historiador israelí Yuval Harari, en su best-seller “Homo Deus”, la asociación nacionalista con un pasado mítico irreal tiene uno de los mejores ejemplos dentro de la península Ibérica. La historiografía española tradicional nos habla de episodios como Numancia o personajes como Viriato, y poco importa si tanto la resistencia de los heroicos numantinos como la del héroe de raíces lusitanas fuera precisamente luchando contra los principales antepasados de la nación que se pretende exaltar. Nación que, no lo olvidemos, habla castellano (lengua de origen latino) y con una base étnica y mental indudablemente unida a la del imperio nacido a orillas del Tiber.  Todo ello no impide que existan equipos de fútbol (Numancia) o se hagan producciones televisivas (“Hispania”, sobre la vida de Viriato, en Antena 3) para recordar los sucesos heroicos de unos antepasados poco probables.

Al final, en ambos casos, se busca un parentesco histórico con el que estar orgulloso debido a su heroicidad, y en eso, somos iguales húngaros, españoles y cualquier nacionalidad que se precie. En el caso particular de Hungría, señala Molnár que los orígenes húngaros no solo planteaban el problema de la “cuestión asiática” que esbozamos al principio, sino que, además, hacían referencia a un pasado de tribus de pescadores pobres y subdesarrolladas que vagaban entre montañas, lo que no encajaba demasiado bien en el ideal heroico esperado. De ahí, que las conexiones iniciales se establecieran con una figura como la de Atila, o incluso, por surrealista que pueda parecer, con las del imperio sumerio de la antigua Babilonia. Y es que al final, ¿quién no lo ha hecho en alguna ocasión? … ¿Quién no ha mentido un poco acerca de su pasado para hacerlo más emocionante?

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FUENTES:
Molnár, M. (2001). A Concise History of Hungary (Cambridge Concise Histories) (A. Magyar, Trans.). Cambridge: Cambridge University Press.
Harari, Y. N. (2016). Homo deus: A brief history of tomorrow.

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3 Comentarios

  1. ¡Hola Samuel!

    Me ha parecido un texto de lo más interesante. Tienes un estilo muy dinámico, simpático y entretenido. Espero que en algún momento saques tiempo para hablar sobre la Edad de las Aventuras.

    ¡Un abrazo fuerte!

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario. Tomaré nota sobre lo de la "Edad de las aventuras".

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  2. Hola Samuel:
    Me gustó mucho tu aportación al blog. A mi parecer conseguiste el objetivo que te proponías,acercar la compresión histórica de una forma amena y entretenida a los que no somos especialistas en la materia.Veo un aspecto muy humano y personal que refleja la condición humana de pensar que somos mas importantes si nos relacionan con alguién importante sin valorar que la historia está escrita por grupos de individuos con un objetivo común.
    Espero tus nuevas aportaciones al blog!
    Saludos.

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