Sobre confinamientos
Querido Lucio:
Me llegan noticias horrendas desde España, aunque parece que la cosa está algo más controlada, sé que mucha gente ha perdido la vida, en mi familia sin ir más lejos, y me duele muchísimo. En tu carta me comentas que no le ha tocado a tu familia, pero no por ello dejas de estar muy preocupado y, como te conozco, sé que es de verdad tu preocupación.
Aquí en Hungría, respondiendo a lo que me preguntas, las cosas están más controladas. Sé que llegan noticias bastante distorsionadas sobre Hungría y prometo, en posteriores cartas, hablar sobre ello. Hoy quiero centrarme en lo urgente, aunque se coma a lo necesario.
Lo urgente en esta situación es el coronavirus (koronavírus en húngaro), y me gustaría explicarte cómo estoy viviendo, en líneas generales, este semiconfinamiento y qué diferencias hay entre Hungría y España en dicho aspecto.
En primer lugar he escrito bien “semiconfinamiento”. Creo que debido a que las medidas se tomaron antes de que la enfermedad llegara con fuerza aquí se puede salir a la calle y tomar el aire, hacer deporte o ir a comprar con bastante libertad.
Como sé que hay multitud de datos en internet que puedes consultar, prefiero contarte cómo he vivido la situación, más o menos, desde el principio hasta estos días. Las semanas anteriores al 15 de marzo, el gobierno empezó a tomar las primeras medidas cerrando las universidades y el día 7 de marzo prohibieron las masificaciones de más de 100 personas, algo que impactó de manera directa sobre todas las celebraciones de la conmemoración de la Revolución del 15 de marzo de 1848 (uno de los poco festivos nacionales en el calendario); además de prohibir manifestaciones y actos multitudinarios (suele ser un día en el que el gobierno se da un pequeño baño de masas), afectó a la vida de muchos estudiantes, por ejemplo, en mi instituto siempre se representa una obra de teatro que recuerda la Revolución que comenzó con la lectura de los 12 puntos y el poema de Sándor Petőfi “Nemzeti Dal” (Tonada Nacional). Pues bien, se decidió que la obra se iba a representar en el pabellón del instituto, como siempre, (otro día te contaré cómo es un instituto en Hungría) el viernes 13, último día de clase a la postre, pero a tercera hora y ante la asistencia de unos cuantos profesores y muy pocos alumnos, se grabó y después a sexta hora se proyectó por separado en cada clase para evitar la aglomeración más de 700 personas entre alumnos y profesores.
Parecía que iba a ser “un día más”, se rumoreaba que el gobierno no quería ir más allá de las medidas que ya se habían tomado (cierre de las universidades, prohibición de aglomeraciones de más de 100 personas y empezar a controlar la llegada de extranjeros), pero a las 21:15 de la noche (compartimos huso horario, pero es una hora que en España "equivaldría" a dar una rueda de prensa a las 23:15) ese 13 de marzo se comunicó a todo el país que los institutos y colegios se cerraban, dando paso a la educación a distancia y se “recomendaba” a todo el que pudiera teletrabajar que lo hiciera. Los negocios que no fueran de comestibles, incluida la restauración, sólo podían abrir hasta las 15:00 y con restricciones de entrada y distanciamiento social. A partir de ahí empezó el semiconfinamiento, se podía salir a hacer deporte, a comprar, incluso desplazarte de una ciudad a otra si era necesario por trabajo o residencia, por lo que mis días de confinamiento empezaron bien.
Me desplacé a casa de mi pareja, empecé a teletrabajar y empezaron a pasar los días de manera que no yendo a un bar o cafetería (mi frecuencia era la de una vez a la semana, como con tantas otras cosas), mi vida, sin instituto, se parecía mucho a la que tenía un fin de semana de los tranquilos: levantarme, trabajar y leer, ver algo de baloncesto, hacer algo de deporte y/o salir a comprar o dar un pequeño paseo... No deja de ser una vida muy tranquila.
Sobre los confinamientos y, con respecto a España, sinceramente la gente aquí se sorprende de lo duro que está siendo el confinamiento, siguen teniendo bastantes prejuicio (algunos positivos y otros negativos) con respecto a nosotros (en otra carta, vuelvo a prometerte, te contaré algo sobre eso) y les sorprende que no se pueda ir a hacer deporte o a comprar con “normalidad”. En estas cartas me gustaría romper con algunos de ellos que se puedan tener con respecto a Hungría de la misma manera que en clase intento romper lo que ellos puedan tener con respecto a España. Siempre voy contra muchos prejuicios establecidos.
El día 27 de marzo el gobierno endureció las medidas (sobre la proclamación del Estado de Alarma sine die hay mucho escrito), pero yendo a la vida de un ciudadano no son más duras que las que hay en España, al contrario, y lo que se hizo ese día fue decir a la restauración que sólo podía trabajar a domicilio o para recoger y llevar, y una medida que me llama mucho la atención, de 9 a 12 de la mañana en las tiendas de alimentación sólo pueden entrar (exceptuando trabajadores) personas mayores de 65 años. Otra cosa que me llama la atención es que los ayuntamientos tienen la potestad de tomar medidas, siempre y cuando éstas sean más restrictivas que las decretadas por el Gobierno, nunca levantándolas o suavizándolas. En los pueblos turísticos los alcaldes han cerrado parques o los aparcamientos para evitar la llegada del turismo interno, o en otros sitios han repartido mascarillas o recomendaciones, pero siempre a título local.
Ahora parece que todos los países están empezando a relajar las medidas, aquí ha habido cierto debate sobre los exámenes de Bachillerato (Érettségi) ya que estaban prefijados para que empezaran el 4 de mayo, y así lo harán. Aquí los exámenes constan de una parte escrita para la que tienen hasta cuatro horas y una parte oral que se hace semanas después de la escrita y que sirve para completar una nota que se transforma en puntos que dan acceso a la Universidad (otra carta prometida). En fin, la cosa es que tras muchas idas y vueltas el lunes iré a vigilar exámenes (del 4 al 21 se realizarán) porque han decidido que se hará únicamente la parte escrita, eliminando la oral este año de casi todos los exámenes. Digo de casi todos porque yo mismo imparto una asignatura, Civilización, en la que soy yo mismo el que les examino y de manera oral. Como te he dicho te prometo explicar posteriormente más o menos en qué consisten estos exámenes.
Lo que peor llevo es el no poder consolar a gente muy querida y cercana a mí y saber que, aunque no haya sido por el maldito bicho, eso no haga que el dolor, la pérdida y la sensación de soledad a la hora de despedir a un ser querido tuyo no sea menor, sino que acrecenta la sensación de pérdida por no haber podido acompañarlos como gustaría.
Así las cosas parece que poco a poco volvemos a la normalidad tras un mes y medio de vida tranquila, pero con ciertas precauciones para salir a comprar, pasear o a hacer deporte y me he decidido a hacer algunos vídeos y mi canal de Youtube además de escribirte estas cartas para explicarte un poco mi experiencia en Hungría.
Un abrazo muy fuerte.
David.
4 Comentarios
Me parece genial que compartas con nosotros tu día a día , así nos damos cuenta ,entre otras cosas de que no estamos solos en el mundo.Cuidate mucho!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Juani. La verdad es que la idea rondaba mi cabeza desde hacía tiempo, pero al final me lancé a ello. Un beso muy fuerte para ti y tu familia.
EliminarPuedo "corroborar" que lo que comentas en respecto al estado de alarma en Hungría se ajusta también bastante a la realidad de lo vivido en otras "ciudades pequeñas" como Pécs. Cómo siempre, es un placer leerte y compartir experiencias de Hungría.
ResponderEliminarMuchas gracias, Samuel. La verdad es que esa era mi intención, pero la verdad es que se me olvidó hablar sobre la diferencia entre Budapest y el resto. Ya sabes que estás invitado a escribir en el blog y compartirlo con todos ;)
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