SERIE: JUEGO DE TRONOS EN
HUNGRÍA II: EL REY CUERVO
Capítulo II. LAS REFORMAS DEL
REY JUSTO
Imagen de Matías Corvino |
Introducción
En el anterior capitulo (puedes
leerlo AQUÍ), vimos como el rey Matías llega al trono después de la
decapitación de su hermano y la muerte de su secuestrador y, como, después de
estos turbulentos hechos, en los primeros años de su reinado se preocupará por
desarrollar las artes y las letras a través de su impresionante Biblioteca
Corvinniana, que da fe de su vívido interés por la cultura.
Hoy veremos como el rodearse de
saber dará también sus frutos en otros ámbitos, como la justicia y la
seguridad, menos artísticos, pero tan o más necesarios para el bienestar de sus
súbditos. Y es que, con justicia o sin ella, el Rey Cuervo pasará a la historia
de Hungría con un sobrenombre que hace especial mención a su ecuanimidad en
este aspecto: Matías, el Justo.
Las reformas de un rey sabio
Podemos leer, según el
historiador húngaro M. Molnár que Matías “aunque fue muy criticado por sus
impuestos, con él, el reino vivió una seguridad que nunca había existido. Con
sus reformas se protegen los derechos de los débiles y, sobre todo, se elimina
la violencia privada para unos niveles aceptables en época medieval, poniendo
fin a las usurpaciones mediante la violencia”. Por usurpaciones se entienden
actos de violencia por el mero de hecho de desear una propiedad (por ejemplo,
de una mujer viuda o alguien que no se puede defender) y que, si bien estaban
prohibidos por ley, seguían ocurriendo hasta el momento con cierta impunidad.
Además, favorecerá la creación de
un sistema judicial proto-moderno, con la preparación de jueces expertos en
Derecho y todo un cuerpo de juzgados y tribunales que poco tenía que ver con
los anárquicos y contradictorios tribunales del Medievo. Al mismo tiempo que
unifica la preparación y los criterios, también da autonomía a las ciudades,
respetando diferentes formas de derecho de acuerdo con los diferentes
habitantes que forman el reino de Hungría (alemanes, croatas, serbios,
húngaros, etc.). Tal y como lo sintetiza Molnar, “el Estado estaba aún lejos de
poder ser llamado una monarquía constitucional, pero al menos, ya se podía
hablar de una estructura organizada por una serie de leyes”.
Es interesante el hecho de que el
rey insistirá en defender especialmente el derecho de los campesinos siervos
que, en algunos casos, trataban de escapar del señorío por abusos (estos sólo
suponían un 10% del Reino de Hungría, probablemente la tasa más baja de Europa)
y de aquellos en situación de mayor vulnerabilidad, siendo abundantes los
testimonios y documentos de la época que tienden a crear el mito de un rey
protector de los necesitados.
Las razones de este interés por
proteger a los más débiles aún están en el aire. Es cierto que puede existir un
punto propagandístico, influenciado por una imagen de gobernante benevolente
con los humildes que aparece en ese momento entre los sultanes otomanos (el
ejemplo de Rashid en “Las Mil y Una Noches” es un buen ejemplo de ello), pero
tampoco no hay que descartar la importancia de la formación humanista del
monarca y quizás, la propia experiencia personal de su padre que es capaz de
avanzar en la escala social, a pesar de las restricciones propias de la época.
"Señoría, permítame llamar como testigo al perro del supuesto asesino. Dígame ¿Ha visto los hechos de los que se acusa a su amo? Recuerde que se encuentra bajo juramento" |
Más cambios
Esta mejora de la seguridad y la
justicia va a traer aparejada una repercusión lógica en el terreno económico.
Con el Rey Justo los ingresos de Hungría aumentan hasta unos 800.000 florines. Si
bien los impuestos serán elevados, reformará la moneda y reorganizará el
sistema de explotación de monopolios estatales (destacando las minas de sal)
con una administración más eficiente.
Aun así, los ingresos del estado seguirán
estando lejos de los de otros países europeos como Francia o, y esto es mucho
más preocupante, del Imperio Otomano, que en estos momentos roza, al cambio,
los dos millones de florines (es decir, casi el triple que Hungría).
Y es que todas estas mejoras en
lo económico y lo social de nada sirven sin una defensa que garantice la
supervivencia de un reino que se había librado de desaparecer con la milagrosa
victoria en Belgrado, pero que seguía conservando unas fronteras con un vecino
beligerante y nada apetecible, muy superior tanto en el terreno económico como
en el militar.
Es por ello que Matías, quizás
con menos dotes en el campo de batalla que su padre, pero con una gran
inteligencia tanto o más necesaria para desarrollar una estrategia a largo
plazo, no se va a quedar parado esperando un ataque en inferioridad y por ello acometerá
también una importante labor de reforma en el terreno militar.
¿Qué es un ejército feudal?
Para entender lo que significa un
ejército moderno antes tenemos que entender que era un ejército propiamente medieval.
En el fondo, la dinámica general era muy simple. Cuando hay guerra, el rey
llamaba a sus nobles y cada uno de ellos le “traía” un número determinado de
caballeros en base a las redes jerárquicas propias de la sociedad feudal de
señor y vasallo. A mayor cantidad de tierras, mayor número de soldados, estando
todo perfectamente definido en los contratos de vasallaje que, por lo general,
eran relativamente proporcionales (x hectáreas de tierra, x soldados)
"Escribano, apúntame una de 200 caballeros y 500 campesinos atados, no vaya a ser que se escapen" |
Las ventajas de este sistema son
su sencillez (están claras las obligaciones de cada uno) y su relativa
flexibilidad (se hace uso de la fuerza solo en caso de necesidad para la guerra)
pero posee limitaciones más que evidentes.
En primer lugar, los soldados en
la mayor parte de los casos que se logra crear un ejército, no se conocen y,
por lo tanto, aunque saben pelear, quedan muy mermadas sus posibilidades
tácticas. Y segundo, y no menos importante, en ocasiones las posibilidades de
reclutamiento no son tan simples como marca la ley. Puede haber un año de malas
cosechas o, por ejemplo, se puede dar el caso de ser poseedor de un feudo enorme,
pero con pocos habitantes. Las cosas no son tan sencillas y cada vez menos en
una sociedad más urbanizada y de mayor complejidad social.
Además, hay una serie de
reglamentos en el caso húngaro, recogidos en la Bula de Oro (puedes leer
artículos sobre la Bula AQUÍ) que limitan especialmente al monarca, como el
hecho de solo poder reclamar tropas dentro de sus fronteras o que el permiso de
días nunca excediese la quincena, salvo que hubiese mutuo acuerdo entre las
partes. Reglamentos y problemas que Matías conoce bien por la propia
experiencia de su padre que, recordemos, las pasa canutas para reunir un
ejército a pesar de la más que evidente amenaza turca. Por todo ello, el rey
está decidido a tomar cartas en el asunto.
Algunos cambios necesarios.
Según dice él, inspirado por sus
lecturas sobre el ejército de Julio César, decide empezar con reformas de poco
calado pero muy significativas. Quizás ayudado por su popularidad inicial, en
un principio aumenta el número de días de servicio al monarca de una quincena o
dos meses y, sobre todo, introduce un sistema mucho más flexible para poder
manejar una sociedad que, ya en el XV presenta características sociales y
económicas muy diferentes a la de varios siglos atrás.
Así, va a optar por una cierta especialización
del ejército que irá conectada con la idea de optimización de recursos. Explicándolo
de manera práctica, si una ciudad es capaz de producir una cierta cantidad de
armas u otros utensilios necesarios para la guerra, no es necesario que envíe
soldados (de esta forma Transilvania se especializará en la pólvora y otras regiones
en la producción de armas con hierro) pero si una parte de su producción.
De la misma forma establecerá un
criterio basado en el número más que en la tenencia de la tierra (a más gente
viviendo en un sitio, más demanda de soldados), ya que, como acabamos de
comentar, la sociedad había cambiado mucho en los últimos siglos.
Anteriormente, la productividad
iba casi directamente ligada a un mayor o menor número de tierras, pero la
aparición de una proto-burguesía, las tibias innovaciones agrícolas de época
tardomedieval y, no lo olvidemos, la existencia de enfermedades contagiosas
como la peste que diezman la población, hacen que un sistema basado
estrictamente en la tierra se encuentre algo desfasado. Por ello, al dar
prioridad a una variable demográfica, aun sin ser un sistema perfecto, se favorece
una mejor adaptación a la realidad de los tiempos, logrando un reclutamiento
más efectivo.
Esto mejora la fuerza y las
condiciones del ejército, pero sigue siendo insuficiente para poder hablar de
un ejército “como Dios manda” y desde luego, no parece suficiente como para
poder repeler con garantías un ataque turco de tal magnitud como el presentado
a su padre, sin tener que depender de un factor tan cambiante como la suerte.
El nacimiento del Ejército
Negro
Matías, que es un rey culto, es
consciente que sería un insensato poniendo su futuro en tan inseguro valor y
por eso, su estrategia se basará en cambiar totalmente el concepto creando lo
que para muchos será el primer ejército moderno en la Europa cristiana
medieval: el Ejército Negro.
Más allá de las curiosidades
cromáticas (no deja de ser paradójico un nombre tan oscuro para el hijo de un
padre con el sobrenombre del “Caballero Blanco de Valaquia”), esta formidable
maquinaria militar será la envidia de toda Europa, destacando no solo en tamaño
sino en estrategia, disciplina y capacidad militar. Pero un ejército así no se
crea de la nada, ya que para su creación hace falta algo más que buenas ideas (básicamente dinero), pero también un
punto de creatividad y disposición a romper un poco más aun las rígidas leyes
medievales de señores y vasallos.
De todo esto, de cómo se formó,
organizó y funcionó este ejército, así como de sus problemas, dificultades y
retos hablaremos en el siguiente capítulo. No os lo perdáis.
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