Sandor Márai. Retrato de la Hungría del siglo XX.
Portada de la autobiografía de Márai: "Confesiones de un burgués" |
Introducción
Hace unas semanas, recibí un
mensaje por Facebook de una amiga de la que me había despedido hacía ya casi un
año, en el que me comentaba que, quizás aprovechando su tiempo de cuarentena en
Francia había decidido seguir una recomendación literaria mía varios meses
después de habérsela proporcionado. Afortunadamente para mí, la sugerencia le había encantado, por
lo que me agradecía sinceramente la misma, dando por muy bien aprovechados las horas dedicadas a este (desgraciadamente) cada vez más raro placer de la lectura vocacional.
Y es que, unos nueve meses atrás
me había solicitado un escritor húngaro para leer y yo, consciente de su buen
gusto literario, le recomendé a Márai, Sandor, al que tuve el placer de
descubrir ya en mi adolescencia. No guardo un registro de todos mis libros
leídos (he empezado, no obstante, a hacerlo desde hace unos 7/8 años) pero
recuerdo que debía tener menos de veinte años cuando leí mi primer libro (La
herencia de Eszter) del quizás, escritor húngaro más internacional, al menos
del siglo XX.
Valoración sobre los libros
Aparte de este libro, leí otros
dos: “El último encuentro” y algo más recientemente su autobiografía
“Confesiones de un burgués” y mentiría si digo que me acuerdo acerca de la
trama, características y personajes de los dos primeros, pero con total
sinceridad, tengo que decir que los recuerdo muy vívidamente como una muestra
de buena literatura y en mi caso, como adolescente, me acercaron a un mundo muy
desconocido como era la vida y la mentalidad del Imperio Austrohúngaro ya en
sus fases finales.
El último de estos libros, su
autobiografía, lógicamente la tengo más reciente y por lo tanto puedo hablar
con más criterio acerca de la misma. Tengo que decir que, aunque me gustó
sinceramente, no ha dejado un recuerdo en mi subconsciente tan fuerte como los otros dos libros, aunque
si me acuerdo, por mera acción del tiempo, de muchos más detalles, y la trama
que, aunque es autobiográfica, es una de esas biografías “ejemplarizantes”
pudiendo ver no solo la vida del autor, sino también la de todo el país, con sus
avatares políticos de principios (y hasta mediados) del siglo XX.
Personificación de Hungría
Y es que la vida del autor es en
cierta medida un perfecto ejemplo del drama húngaro con altibajos que supone
para este país el siglo XX. Nacido en lo que hoy es Eslovaquia, de una familia con orígenes sajones, Márai empieza a
escribir en alemán, pero pronto abandona esta lengua para escribir únicamente
en húngaro (buen ejemplo de la política de Magiarización de finales del
Imperio) convirtiéndose en un escritor popular ya en los años de Horthy.
Opuesto al nazismo, aunque algo tibio respecto a la alianza estratégica con
Hitler debido a la posibilidad que ofrece de recuperar parte de Trianon, y
después al comunismo (los dos cánceres de Hungría en el siglo XX) tiene que
emigrar de Hungría a los Estados Unidos, donde morirá por suicidio en 1989,
apenas un par de meses antes de caer el muro.
Como ya digo, en su vida dejan una marca todos los acontecimientos clave de Hungría en el siglo XX (magiarización, fascismo, guerra, comunismo) estando su destino directamente ligado al discurso de lo moralmente aceptable en Hungría hoy en día, aunque curiosamente, o quizás por esa coherencia no es, desde luego, un escritor nacionalista o que mire poco más allá de sus fronteras, desarrollando una transcendencia que siempre tiene carácter global y por ello, su aportación liteararia se puede encontrar entre las mejores no ya de Europa, sino de todo el mundo en este siglo.
Estilo literario
De hecho, a Márai por estilo, se
le suele comparar con otros dos grandes colosos de principios de siglo: Thomas
Mann y Stefan Zweig. En mi opinión es algo más profundo que el segundo, pero
menos complicado que el primero, situándose en un punto medio en lo que respeta
a ese mar de densidad literaria, pero manteniendo los tres como característica
común un realismo preciosista, pero no sobrecargado (Mann para mi gusto, un
poco sí) donde tiene un papel muy importante las lecciones morales que aporta
la realidad con una cierta exaltación del individuo frente a la masa.
Para mi Márai es, en cierta
medida, muy especial ya que fue mi primer contacto real con Hungría. Aunque he tenido la suerte de viajar bastante y como se suele decir, conocer mundo,
los húngaros habían sido una nacionalidad que por extrañas razones se me habían
resistido en lo relativo a conocimiento social directo (y mira que había
conocido gente de diversos países…), de ahí que mis grandes referencias sobre
Hungría fuesen más literarias que reales a través de este magnífico escritor.
De esa referencia literaria dada
por Márai me quedo, sobre todo, con la nostalgia permanente de un tiempo mejor
que creo ver, quizás por asociación forzosa, en la arquitectura de las ciudades
(parece que los únicos edificios bonitos en Hungría son de finales del XIX),
pero también en la mentalidad de la gente.
Y es que en ocasiones, da la impresión de que Hungría, o al menos una parte importante de ella vive de una queja “dulce” y
reiterada basada en una memoria de un tiempo pasado que, aun con todos los males, como dice el proverbio, siempre fue mejor.
En definitiva, si os gusta la
literatura con letras mayúsculas, leed a Márai. Estoy seguro de que no os
defraudará.
0 Comentarios