El Ejército Negro ante la Sublime Puerta

CAPÍTULO 4: EL EJÉRCITO NEGRO ANTE LA SUBLIME PUERTA

Para seguir la serie histórica sobre el Rey Cuervo, aquí tienes los enlaces:

Cap. 1: La Biblioteca del Cuervo

Cap. 2: Las Reformas de un Rey Justo

Cap 3: El Ejército Negro

Estatuas del Ejército Negro en Bikal (Hungría)


Introducción. El retorno de la Sublime Puerta

Este título “El ejército negro frente a la Sublime Puerta” podría ser el último bestseller de una novela de aventuras fantástica, que tan de moda se encuentran ahora, pero en realidad hace referencia a una realidad histórica, muy real, propia del siglo XV en Hungría, donde hasta vampiros de ficción nos encontraremos.

En el anterior capítulo vimos como el rey Cuervo creaba su fantástico Ejército Negro partiendo de la idea de soldados mercenarios con experiencia en la batalla. Hoy veremos como además de la fuerza, la diplomacia también juega su papel para hacer frente a las amenazas que rodean al reino, tanto por el norte como por el sur.

Como dejamos entrever en el anterior capítulo, no solo el sur (con el Imp. Otomano) cautivará la atención del reino húngaro, sino que también el norte va a tener una gran importancia puesto que, aunque no supone una amenaza tan latente como la otomana si tendrá ocupado y mucho a Matías que no podrá olvidarse completamente de los asuntos más mundanos propios del juego feudal donde no conviene despistarse si no se quiere perder terreno.


Una guerra de baja intensidad

Antes de pasar a hablar sobre la política húngara hacia los Balcanes y Austria, es muy necesario entender dos conceptos que, en ocasiones se confunden tanto al hablar sobre Hungría como al hablar de un concepto más genérico como es la guerra en época medieval.

En relación al primer punto, Hungría va a tener durante buena parte de su historia (hasta el siglo XX), y ya empezando en la Edad Media una especial relación de “independencia dependiente” respecto a la casa de Habsburgo que, con altibajos muy significativos siempre va a estar ahí. Es decir, los reyes de Hungría, en este momento son en la práctica independientes, pero nominalmente dependen del emperador del Sacro Imperio que es quien usa el título de rey de los húngaros. Con Matías, Hungría será plenamente independiente (tanto en la práctica como nominalmente) lo que le va a granjear más de un conflicto con el Imperio, no siempre fácil de resolver.

Y es que, las relaciones feudales, aunque simples, pueden devenir muy complejas en la práctica, con reinos vasallos de otros reinos que, a su vez, tienen una parte de control sobre otros. De esta forma, Hungría es dependiente de la casa Habsburgo, pero a su vez “controla” otros reinos vasallos como Serbia o Valaquia que, a su vez, ejercen un control con diferente intensidad sobre sus respectivos señoríos feudales.

Un señor feudal podía jurar lealtad a uno u otro rey, pero dicha lealtad también podía tener repercusiones muy diferentes ya que el control podía implicar desde un mero reconocimiento formal a otras más importantes como una obligación de proporcionar tropas, rentas administradas por el rey dentro de su feudo o (raramente) impuestos en metálico. De ahí que, en líneas generales que, al hablar de un reino no podamos establecer una correlación directa necesariamente entre el poder de un rey y su reino. 

Por lo tanto, hay entidades políticas relativamente extensas como el Sacro Imperio con reyes bastante débiles y viceversa, aunque, si bien es cierto que en el siglo XV si comienza a existir un mayor grado de correlación entre estas dos fuerzas (un ejemplo podrían ser los reinos de Francia o Castilla donde el auge de las monarquías va a ir acompañado de un fortalecimiento de la casa real) siendo Hungría es un buen ejemplo de ello durante el reinado de la Casa del Cuervo.

Sobre el segundo, el concepto de la guerra en época medieval, hay que entender que es algo bastante diferente a la idea que podemos tener hoy en día de expedición militar perfectamente organizada. La gran mayoría de conflictos en la Edad Media eran conflictos de baja o media intensidad donde se ponían tropas de reducidas dimensiones en relación a disputas entre distintas facciones de nobles. Es decir, lo extraño eran realmente las grandes campañas militares que también se podían producir (las Cruzadas o el intento de conquista de Belgrado son un buen ejemplo de ello). Lo habitual eran pequeños conflictos que podían modificar las fronteras de una forma casi imperceptible a corto plazo, pero con consecuencias notables a la larga por ir ganando esferas de influencia, no necesariamente de control directo sobre el territorio.

Aquí podemos ver un mapa con todos los territorios de Matías. De amarillo, aquellos donde el control era más directo. En las zonas de verde y naranja el control es más indirecto.

Una guerra en dos frentes

La idea inicial de Matías es la de lanzar una gran campaña militar contra los turcos, sin renunciar a esa guerra de “baja intensidad” al principio de su reinado, para evitar lo que parece un irrefrenable avance desde el sur.

Consciente de la amenaza que supone unas fronteras con tan importante enemigo, va a dedicar tiempo y diplomacia para intentar tener éxito en una tarea en la que su padre había fracasado. Contará (de nuevo) con el apoyo del Papa y también de Venecia que, como ya comentamos, es un estado interesante por su capacidad financiera, pero fuera de estos estados, interesados en apoyar a Hungría por diferentes motivos (ideológicos en el caso del Papa y estratégicos para Venecia), su idea no va a alcanzar mucho predicamento y, por lo tanto, el rey Justo se ve obligado por las circunstancias a desarrollar una política más realista, basada en la contención.

Por lo tanto, y a pesar de unos primeros éxitos iniciales en esta guerra de “relativa” baja intensidad en la que logrará unos prometedores avances, su política hacia los Balcanes será la de expresamente evitar una gran campaña militar limitándose a enfrentamientos puntuales, pero no por ello, sin consecuencias directas sobre el territorio. Así, puede centrarse en otra guerra algo más movediza y mucho más sujeta a juegos de alianzas entre facciones nobiliarias como es la que se produce al norte de sus fronteras con los Habsburgo y los nobles checos.

Aquí Matías tendrá un éxito más que notable, llegando a tener el control de las tres grandes ciudades centroeuropeas (Buda/Pest, Praga e incluso Viena) y posiblemente sobrepasando a la casa Habsburgo en lo que a importancia temporal se refiere al final de su reinado.

Campañas del Ejército Negro. En azul los territorios incorporados por Matías a Hungría durante su reinado. En rosa los perdidos (una isla en la costa croata) Aquí solo se tienen en cuenta aquellas conquistas para sus dominios de control directo.


La guerra en el Sur.

Sin embargo, en este capítulo me gustaría centrarme en el Sur, donde con el Imperio Otomano la dinámica es muy diferente por tratarse de un enemigo mucho más unido y más dado a grandes campañas militares, pero no por ello, indiferente a los cambiantes juegos medievales de alianzas, traiciones y enfrentamientos de baja intensidad.

Como ya dijimos, la política hacia el sur será de cierta contención y realismo, buscando el concurso y la participación activa de sus dos condados más importantes dependientes en la defensa de Hungría: Serbia y Valaquia, con los cuales, además, el rey tiene lazos de unión mediante alianzas matrimoniales. En ese sentido, la principal preocupación de Hungría será garantizar los recursos necesarios para hacer frente a la amenaza otomana, pero también asegurarse su plena lealtad ya que, de no proveer una protección efectiva, los lazos familiares y de religión no son garantía suficiente ante el dinero y las amenazas de los turcos.

La "SuperHungría" de Matías (las fronteras de influencia son los territorios bajo la línea roja que incluye la Hungria actual, pero también la parte rosa (actual Chequia)


Serbia caerá al final de su reinado, aunque los húngaros mantendrán posiciones en Bosnia, pero la situación más interesante, quizás por el morbo que suscita el personaje se dará en Valaquia donde su inquieto príncipe Vlad Tepes (Drácula) pondrá en apuros serios la política realista de contención del rey húngaro.

Aunque tenía intención de escribir todo en un mismo capítulo, lo complicado e interesante de la historia por el interés que despierta el personaje creo que justifican una pausa, sirviendo este capítulo como prólogo de otro algo más jugoso e interesante referido a las aventuras del conde más mediático de todos los tiempos y su relación particular con Hungría donde pasará más de quince años.

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